ARTES CREATIVOS

Adorando a Dios con expresividad

 

miércoles, enero 18, 2006

ANHELANDO MAS DEL ESPIRITU SANTO

EL ANDAR EN EL ESPÍRITU


Pablo les da un mandamiento a los Gálatas: “Andad en el Espíritu” (Gal.5:16,25)

La experiencia de ser lleno del Espíritu Santo no es una experiencia única sino que significa un acción continua. (Ef.5:18) Todos los días debemos beber del Espíritu Santo y ser llenos nuevamente.

Dios está buscando un pueblo que tenga deseos de ser llenado continuamente por su Santo Espíritu, que tenga hambre de El, y pasión por conocerlo íntimamente.

El pueblo de Israel, en el desierto, vio la poderosa mano de Dios obrando milagro tras milagro. Sin embargo, en su peregrinaje no buscó a Dios para amarlo y obedecerlo. Sólo le interesaba los beneficios que Dios le daba. El Salmo 81:11 dice al respecto: ”Pero mi pueblo no oyó mi voz, Israel no me quiso a mí.” Y Dios se lamentaba con dolor: “¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, si en mis caminos hubiera andado Israel!. En un momento habría yo derribado a sus enemigos, y vuelto mi mano contra sus adversarios.” (v.13,14)
¿Puedes sentir el dolor de Dios? Pues Su mayor deseo es tener comunión con nosotros. El desea nuestro amor, nuestra atención.

Moisés era distinto. Su mirada no estaban en los beneficios o las obras de Dios. Su mirada estaba puesta en el rostro de Dios, en Su misma Persona. Mientras el pueblo clamaba: “¡Queremos agua! ¡Queremos comida!” Moisés oraba: Muéstrame tu gloria, quiero conocerte, te quiero a ti...” Y Dios se reveló a Moisés porque El estaba deseoso de revelarse a Sí mismo. Dependerá de nuestra hambre por El.

Primero, entonces, debe haber un deseo ardiente de andar en el Espíritu que es parte de esa búsqueda intensa de Dios. Pues un conocimiento mayor de Dios es un conocimiento mayor del Espíritu Santo y un caminar en EL cada vez mejor.

Esto no es algo que se logra fácilmente ni rápidamente. Pero Dios honra el deseo de conocerlo más y ese sincero intento de buscarlo – y...se da a conoce.

Dios nunca revela Sus secretos sin mucho sacrificio. Encontrar a Dios no es una cosa fácil (rápida) porque El espera para ver si nuestro deseo es sincero y para ver cuánto estamos dispuesto a sacrificar para lograr nuestro deseo de tener mayor comunión con El.

Muchas veces en nuestra búsqueda, Dios nos llevará a un desierto; el arroyo está seco, las circunstancias son adversas, no entendemos el por qué de lo que nos sucede y en vez de avanzar sentimos que estamos retrocediendo en nuestra vida espiritual. Sentimos que Dios está lejos, no contesta nuestra oración, nos sentimos solos, abandonados y no entendemos lo que nos sucede. (Ver ejemplo de esto en la vida de Moisés, Elías etc.) Oseas 2:14.

Pero no te rebeles en esta situación. Esta es la escuela de Dios y hay muchas lecciones que Dios quiere enseñarte. Este es el período de preparación. Los propósitos de Dios se llevarán a cabo pero siempre hay un período largo de preparación lo cual es muy necesario. Por eso no desprecies los tiempos ‘áridos.’ Debes estar alerto para aprender. Y nuestro mayor aprendizaje viene a través de situaciones dolorosas y difíciles. Aprender a confiar verdaderamente en Dios es una de las mayores lecciones y sin situaciones adversas, esto no se logra.

¿Estás en pruebas? Ayuna, ora, gime delante de Dios. ¡Busca el verdadero pan que descendió del cielo! Esta es tu necesidad principal.

Es necesario seguir creciendo en el camino de Dios. El tiene etapas maravillosas que aún debemos descubrir. Nos dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jer.33:3)

Cuando entramos en el río de Dios, el Señor nos invita a internarnos en aguas más profundas, a alcanzar nuevas metas. El Espíritu nos dice: “No te quedes con lo que has recibido. Yo soy el río. Métete más y más adentro.” En la intimidad con Jesús cosecharemos un fruto extraordinario, abundancia de peces, seremos protagonistas en Su Reino. Pues el tener mayor intimidad con El, te pondrá en situaciones para bendecir a otros y ser un instrumento Suyo, cumpliendo Sus propósitos.

Sólo tú le pones límites al Espíritu Santo pues El tiene propósitos altos para cada uno. Sólo tú le pones trabas para que se cumplan estos propósitos y que seas canal de mucha bendición. Escuchamos Su suave voz pero decimos: “No, ahora no, más tarde.” Y no nos entregamos. Lo triste es, que una vez que nos hayamos negado a la voz del Espíritu , El tarda mucho en llamarnos nuevamente.

Tener hambre de Dios es ansiar llenarnos de Dios. Para ser un cristiano ungido, lleno de bendición, hay que “tener hambre y sed de justicia.” (Mt.5:6) Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” lo cual implica tener hambre de Cristo mismo, hambre de vivir Su vida. Esto es posible cuando el Reino de Dios se hace realidad en nuestra forma de ser, en nuestra forma de criar los hijos, en nuestra forma de conducirnos en la sociedad. Es la fe, en un sentido bien concreto, de forma visible.

Ese deseo de llenarnos de Dios vendrá a través del deseo de conocer a Dios por quién es y no por los beneficios que El puede impartir.

Cuando venimos ante Dios a buscar más de El, no lo podemos hacer con vidas desordenadas y manchadas, por lo tanto es necesario humillarse y arrepentirse de todo lo que lo haya ofendido. No podemos esperar bendición de Dios si hay pecado intencional o premeditado en nuestras vidas. Es necesario ofrecerle una vida santa y separada para EL.

Y hablando de humillarse, ésta debe ser una actitud constante ante Dios pues nada lograremos de El con una actitud arrogante o altanera. A veces podemos venir ante El con la actitud de que El nos debe algo, o que merecemos algo de El. Esto es erróneo. Nada somos y nada merecemos y si tenemos algo es por pura gracia.

Salmo 138:6 “Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos.” La soberbia es una cualidad que no permite que el Espíritu de Dios obre. Revisemos nuestras vidas constantemente si hubiere altivez y así impidiendo que Dios obre en nosotros.

Por eso Jesús dijo que deberíamos acercarnos a Dios como si fuéramos niños pequeños. El niño pequeño no llega a su papá con orgullo o prepotencia – todo lo contrario - el niño se acerca con naturalidad, con cariño y confianza sabiendo que su papá sabe más y puede más que él. Tiene tanta confianza en su papá que se puede abandonar en sus brazos y sabe que su papá lo va a cuidar y proteger. Y el papá puede hacer cualquier cosa con su hijo porque el hijo se lo permite, porque hay confianza y el hijo se deja manejar. No así cuando hay orgullo que levanta una pared impenetrable y no permite nada.

Y ya estamos hablando de la confianza. Parece fácil pero qué difícil es aprender a realmente confiar en Dios. Esta es una de las lecciones más grandes que debemos aprender. Al convertirnos en adulto nos preparamos para lograr grandes objetivos y tener la capacidad y la habilidad de hacer y pensar grandes cosas. Por eso muchas veces cuesta hacer al revés y dejar que Dios resuelva las cosas sólo. No nos es fácil confiar que El lo hará todo. Siempre nosotros mismos queremos hacer algo o preocuparnos en la espera de que cuanto más preocupación, más rápido la solución y no sabemos entregar todo el paquete a Dios. No sabemos realmente confiar. Y si aprendimos un día, seguro que en el próximo problema decimos: Ah, ésta sí la puedo resolver yo mismo. ¡Y no hemos aprendido a confiar!

Tal vez estás diciendo: “¿Y qué tiene que ver esto de confianza y humillarse con ser llenos del Espíritu Santo? Es que son cualidades necesarias para que el Espíritu pueda obrar con mayor libertad. Tengo que preparar mi ‘casa’ de modo que el Espíritu se sienta cómodo y a gusto en ella. Tengo que preparar el ambiente para que sea de Su agrado y que se sienta librar de actuar. Una ‘casa’ sucia y desordenada con actitudes equivocadas simplemente lo va a ahuyentar.

Otra cualidad muy importante es el de ser agradecido. Y no solamente por las cosas buenas que nos pasa. Si realmente confiamos en el Padre, podremos dar gracias aún por las cosas que no entendemos y por lo que nos parece una contrariedad porque sabremos y tendremos la confianza que aún esto es para nuestro bien; que El no se ha equivocado y puede tornar lo que es aparentemente negativo en algo positivo para nuestra vida.

Al Padre le encanta escuchar a sus hijos darle las gracias, aún por las cosas más pequeñas. Pero cuántas veces nuestra boca está cerrada y ni se nos ocurre decir: gracias Papá, hoy has estado conmigo, hoy puedo correr y hablar y hacer tantas cosas. Tengo manos sanas que se pueden levantar para alabarte y darte las gracias pues tus bendiciones son tantas que no se pueden enumerar.

Desarrolla el hábito de darle gracias, todos los días. Esto es parte del proceso de humillarnos pues a veces no es fácil admitir que dependo de otro. Al dar las gracias a Dios estás admitiendo que estás dependiendo de El aún por las cosas más elementales como el poder respirar, el poder ver o caminar.

Ser agradecido no es realmente para beneficio del Padre sino que es a nosotros mismos que nos hace bien. Nos ablanda. Va quitando ese duro cascarón de autosuficiencia y nos hace más moldeable, de manera que el Espíritu pueda transformarnos.

Otra cualidad muy necesaria es la obediencia. Cuando buscamos el rostro de Dios es por cierto que El nos hablará, sea después de poco tiempo o tal vez después de mucho tiempo. Sí, Dios te hablará. Al principio tal vez sean cosas sencillas como: “Ven conversa conmigo.” Y es muy probable que te llamará en un momento que te cueste obedecer. Pero la obediencia es uno de los secretos de caminar con Dios.

Kathryn Kuhlman decía lo siguiente:

Dios no busca los vasos de oro de esta tierra. Tampoco los vasos de plata. El busca los vasos de barro rendidos a El, que obedecerán cualquier cosa que El les mande hacer.”

Dios no te usará porque vienes de una familia creyente por generaciones, o porque has tenido la mejor educación o porque tienes mucho dinero o porque tienes un carácter atrayente. Hay una cualidad que Dios busca y esa es la obediencia. Necesita hombres y mujeres capaces de obedecerle aún cuando lo que El pide es algo difícil, algo que no nos gusta, algo que nos cueste o aún algo que a ojos de los demás parece una locura.

¿Estás dispuesto a entregarte a Dios de tal manera? ¿Estás dispuesto a negarte a ti mismo por seguir a Dios y obedecerle aún cuando todos dicen que estás equivocado?

Cada vez que te entregas y obedeces, el Espíritu Santo se está acomodando en tu casa. Es como si probara los sillones – El quiere sentirse cómodo en todos.

Dios necesita hombres y mujeres dispuestos a rendirse a El; que estén dispuestos a decir: “Ya no más mi voluntad, sino la tuya, Señor.” No hace falta que seas perfecto para decirle ésto al Señor – El sabe que no eres perfecto pero El está deseoso de usar las personas que están dispuesto a ser moldeado por Su Espíritu Santo. No es un proceso fácil. Nos duele despojarnos de nuestra propia naturaleza.

El rendirse a Dios no es algo que se hace a medias – no es mitad tú y mitad el Espíritu Santo. Si deseas que el Espíritu Santo fluya en tu vida debes entregarte 100% - TODO – pues El no recibe ordenes de hombres, no trabaja con fórmulas. El da las órdenes y nosotros debemos obedecer. El fluye y nosotros debemos rendirnos.

Una entrega al Espíritu Santo traerá un mayor amor a la Palabra de Dios. Pues si queremos conocer más a Dios, aquí lo tenemos en este libro, la Biblia. En ella tenemos todo lo que debemos saber del carácter de Dios. EL Padre se reveló en la persona de Jesús – aquí narra Su vida y Sus dichos. Conocer a Jesús es conocer al Padre y la obra del Espíritu es llevarnos a la Persona de Jesús.

Nunca podremos avanzar mucho en nuestra vida espiritual sin tener un conocimiento de la Palabra de Dios. Debemos amar la Palabra, masticarla, comerla, que sea más dulce que el alimento diario.

Y otra cosa imprescindible es nuestro tiempo a solas con el Señor. Este es un tiempo único porque tú eres único y el trato de Dios es personal, va de acuerdo a tu forma de ser. El tratará contigo de acuerdo a cómo tú eres.

Es difícil dar fórmulas o reglas generales porque cada uno tendrá una experiencia única y especial. Es posible que el Señor te dé una estrategia de oración o una manera de estar a solas con El (que no será la misma para todos.) Cuando el Señor te lo da, sé fiel en cumplir porque esto es parte de la obediencia.

Muchas veces se logra más en estos tiempos a solas que en muchas horas de servicio para El. Realmente Dios se interesa más en tener una relación íntima y especial contigo que cualquier cosa que puedas hacer para El.

Y cuando te propones estar a solas con Dios y sientes que no pasa nada, Dios mira tu perseverancia, verá tu sinceridad para conocerlo de verdad. El es Dios y puede hacer cómo El quiere. El decidirá si a uno se ha de revelar pronto y si con otro ha de demorar mucho tiempo. No podemos imponer nuestra voluntad a Dios. El es Dios y las decisiones las toma El.

Compartiré el testimonio de Roberts Liardon, un misionero, maestro y predicador de Estados Unidos.

“Durante seis largos años me aparté para Dios. Caminaba por el piso de mi habitación orando en lenguas, a veces toda la noche. Cuando iba a mi cuarto para tener este encuentro especial con el Señor, llevaba la Biblia, papel, lápiz y un grabador. Quería escuchar algo del Cielo. Me aparté de muchas actividades de mi familia, mi vecindario, mi escuela. Dejé de lado todos los deportes para poder pasar este tiempo a solas con el Señor. Muchas personas creyeron que estaba loco, y no tenían problema en decírmelo. A nadie le importaba que yo anduviera caminando por mi habitación llorando.

Muchas personas han dado unos pocos pasos para entrar en el ámbito espiritual para oír hablar de Dios, pero no han permanecido allí. Como no han soltado todas las ataduras mundanales, no pueden recibir la plenitud de los planes específicos que Dios tiene preparado para ellos.

Por supuesto, las personas que andan en la carne tratarán de desanimarte cuando quieras entrar por completo en el ámbito del Espíritu. Te dirán: “Compórtate normalmente. No seas raro.” Lo que te están diciendo realmente es: “No seas normal. ¡Comportate en forma rara como nosotros!”

La única manera de permanecer en el ámbito del Espíritu es pasar tiempo a solas con Dios.

Durante el primer año, mientras caminaba por mi cuarto rogando y llorando antes Dios, miraba por la ventana y veía a mis amigos jugando al béisbol. Mi carne decía: “No estás logrando nada. Vete a jugar al béisbol con tus amigos. No logras entrar en el ámbito espiritual.” (Ese es el ánimo que me daba mi mente.)

La verdad es que pasé más de un año sin sentir nada. No
hubo absolutamente ninguna respuesta del Cielo durante más de un año. La mayoría de las personas, si no reciben una respuesta divina a los cinco minutos, ya se preparan para dejar todo.

Yo sabía que si persistía, Dios finalmente aparecería. Mi actitud era ésta: “Voy a caminar por esta habitación hasta que Dios aparezca, ¡o moriré!”

¡Algunos de Uds. necesitarán esa misma persistencia para alcanzar a Dios!....una persistencia que les haga orar toda la noche, hasta que el Cielo choque con la tierra. Una religión seca, muerta, no vale nada. La religión mata el Espíritu y hace que prevalezca la carne.

Cuando comienzas a apartarte para Dios, comenzarán las críticas. Vendrá la persecución, pero tú ya habrás entrado al ámbito espiritual al que perteneces. Tienes que ponerte a la sombra del Omnipotente y quedarte allí. Tienes que llegar a ese lugar donde las alas de Dios te cubrirán y te llevarán.

Fui persistente. Después de más de un año de orar, entré en mi habitación y sentí la presencia de Dios. Cuando has caminado por tu cuarto durante tanto tiempo sin sentir absolutamente nada, puedes sentir a Dios al sentir el poder de Su presencia.

Pasé dos o tres meses más sin ninguna otra respuesta de parte de Dios. Seguí golpeando las puertas del Cielo esperando que me respondiera.

Un día, al entrar a mi habitación, luego de cerrar la puerta, Dios me habló. Me dijo: “Aquí estoy. No busques más. He venido para saber de ti.”

Cuando me dijo eso, Su poder llenó mi habitación con tanta fuerza que me arrojó al suelo. Me pasé temblando toda la noche bajo el poder de Dios. Ese es el tipo de experiencia que busca la gente. Buscan algo real. Ya han visto demasiados engaños. Están esperando que DIOS aparezca y diga: “Aquí estoy.”

Cuando Dios dice eso, está diciendo: “Estaré contigo. Iré a tu lado. Te fortaleceré. Te ayudaré. Sanaré por medio de ti. Hablaré a través de ti. Bendecirá a otros a través tuyo.”


Tomado del libro “El Precio del Poder Espiritual” de Roberts Liardon.

De lo mucho que podemos aprender de la experiencia de Roberts Liardon, recalquemos que la perseverancia tendrá su recompensa. La perseverancia nos señala cuán grande es nuestro anhelo, o cuán pequeño (si desistimos.)
Dijimos que la búsqueda de Dios y por lo tanto el ser lleno con Su Espíritu y caminar con Su Espíritu, no era algo fácil ni rápido. Siempre habrá una cuota de sacrificio pero cuánto mayor la entrega o sacrificio, mayor será nuestro conocimiento de El. Cuánto más buscamos el rostro de Dios, más tendremos del Espíritu Santo.
El que anda en el espíritu desea hacer la voluntad del Espíritu, desea hacer lo que El quiere, desea agradarle, desea hacer las cosas a la manera del Espíritu y le preguntará al Espíritu Santo para hacer las cosas conforme a Su agrado.
Hebreos 11:6 dice que la manera de agradar a Dios es tener fe. Es necesario ejercitar la fe. Y Dios nos enviará problemas y situaciones difíciles justamente para aumentar nuestra fe.
  • El que anda en el espíritu se cuidará de no ofender al Espíritu Santo. Hay cosas que lastiman al Espíritu y debemos ser cuidadoso en lo que escuchamos, lo que vemos, lo que decimos y lo que hacemos. Hay cosas que no son malas en si pero no edifican y simplemente perdemos el tiempo en cosas que no nos aprovechan y apagan la vida del Espíritu dentro nuestro. Por ejemplo, ver programas en la televisión que no edifican, leer revistas chismosas etc.
  • Juan 4:23 dice que Dios está buscando adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. El que anda en el espíritu será un adorador, sabrá entrar en la presencia de Dios para adorarle como Dios supremo. El adorador sabe que en “Su presencia hay plenitud de gozo”.
  • Juan 7:38 dice: “El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva”. El ver señales y maravillas no es lo que nos cambia, ni siquiera participar de un hermoso culto nos cambia. La clave está en nuestro interior. Sólo el quebrantamiento y la búsqueda de Dios hacen fluir estos manantiales de vida. Y esto requiere esfuerzo y devoción todos los dias.
Claudio Freidzon en su libro “Espíritu Santo, Tengo Hambre De Ti” dice:
El crecimiento espiritual no se produce con la rapidez de la vida moderna. Vivimos en la época de la rapidez: café instantáneo, comidas al instante. Todo debe ser rápido. Pero en el camino de Dios, El maneja los tiempos. No hay atajos. En el crecimiento espiritual, como en todo crecimiento, hay un proceso de maduración. En el Reino de Dios no nacemos adultos, sino niños, y luego vamos creciendo como hijos bajo el cuidado de nuestro padre Celestial. (Ef. 4:14-16; I Co. 3:1; Heb. 5:13,14)
Quizás algunos crean que si asisten a algún culto o si un pastor les impone las manos, sus vidas cambiarán. Es probable que alguna vez sea así. No cabe duda de que Dios puede usar otros ministerios para completar la tarea que El viene realizando en nuestros corazones. Pero en mi caso no. Tuve que atravesar largos tiempos de trato divino, de espera, de preparación y quebrantamiento que me formaron para la etapa que vivo hoy”. (Páginas 129, 130).

El Espíritu Santo no nos obliga en absoluto respecto a lo que debo ser o hacer. Esa decisión la tomo yo. El no vendrá súbitamente para producir cambios en tu vida. No, la iniciativa para buscar más de Dios, para ser lleno del Espíritu Santo y para andar en El, siempre será iniciativa nuestra.
Tal vez consideres que no tienes grandes cualidades, ni carisma pero el Señor tiene un propósito con tu vida y está atento a tu corazón. Está interesado en tu amor. Hoy el Espíritu Santo quiere invitarte a tomar la decisión más importante de tu vida, decisión que hará posible que disfrutes de un destino glorioso. Esta decisión es un compromiso, un pacto de amor con el Señor donde levantarás a diario tus ojos para buscarlo. El Espíritu Santo desea saciar tu sed interior y llevarte a esa dimensión gloriosa donde puedas dialogar con Dios como Moisés: cara a cara. No desea otra cosa que oírte decir con pasión, con sinceridad, y con profundo amor:
¡ESPIRITU SANTO, TENGO HAMBRE DE TI!

¿Y cuál es la respuesta de Dios?:
Yo premio a los que sinceramente me buscan”.
(Hebreos 11:6)

Etiquetas: , , , , , , , , , , ,