ARTES CREATIVOS

Adorando a Dios con expresividad

 

lunes, mayo 03, 2010

LA PRESENCIA DE DIOS






Nuestra alabanza y la adoración a Dios tiene dos propósitos.
 
Primero, es para glorificar a Dios y en segundo lugar para entrar en Su presencia.
 
¿Hay algo más maravilloso que entrar en la presencia de Dios? La definición de presencia es “estar a la vista o al alcance para llamar, estar en compañía de, asistencia personal”.
 
Quiere decir estar a Sus pies y adorar, estar abrumado con Su amor. Al fin y al cabo, fuimos creados para tener comunión con el Padre.

La palabra hebrea K’vod se traduce chabod o kabod y significa peso o pesado.“Gloria” es la definición que le damos generalmente a esa palabra pero también significa “honor, poder, dignidad, autoridad, esplendor y magnificencia”.
 
La raíz de la  palabra K’vod viene de una palabra que significa “ser pesado, ser glorioso, ser honorable”. Cuando oramos y alabamos al Señor pidiendo que Su Gloria y Su presencia more en nuestro medio, estamos pidiendo que Su presencia, Su magnificencia, Su esplendor, Su poder sea manifiesta entre nosotros.
 
En Exodo 29:43-45 Dios dice:

“Y me encontraré allí con los hijos de Israel, y el lugar será santificado por mi gloria. Santificaré la tienda de reunión y el altar; también santificaré a Aarón y a sus hijos para que me sirvan como sacerdotes. Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios”.

    En estas Escrituras el Señor dice que Su tabernáculo será consagrado por Su gloria; que El mismo morará en ella y la santificará por Su presencia.

NOSOTROS hemos llegado a ser el tabernáculo – el templo de Dios. NOSOTROS somos Sus hijos e hijas y hemos asumido el oficio del sacerdote. NOSOTROS  somos la Esposa de Cristo. El desea morar en nosotros, en cada uno de nosotros; para santificarnos y consagrarnos por Su presencia.

Haz una pausa y medita sobre eso. ¿No te parece algo grandioso? Dios nos ama y nada le da más deleite que nosotros pasemos tiempo con El. Aprendamos a apartar tiempo y a pasar tiempo con El, nuestro amante Padre, y entrar en Su presencia. Al hacerlo nuestras vidas cambiarán para siempre.